Si Christopher Nolan se antojaba a veces algo pretencioso y desmedido en las formas, al menos tenía muñeca de sobra para hacer lo que hacía. Esta vuelta, infelizmente, no me creí el cuento. Éso, éso sólo, ya era terrible. De movida me entregué a la tortura de saberla distante, ajena; desplazado de ese disparate que algunos, unos cuantos, se empeñaban en festejar con alborozo. Entonces empecé a pensar qué tanto mejor (o peor. Depende) sería que algún fulano se pintara por la pantalla para partirle una botella en la sabiola al perro de Zack Snyder y decirle que no, que no podía ser…; semejante barbaridad, ¿a vos te parece? ¡Qué suplicio por favor! La excesiva pompa y mas excesiva solemnidad eran estiletazos estridentes. Yo estaba tenso sin poder dar crédito a mis ojos: tantas macanas juntas en una película era un desatino.
(El blog es en esencia recomendaciones más o menos escuetas de tal o cual obra, pongamos por caso. Pese a todo, me tomo la libertad de extenderme algo más de los 140 caracteres que tiene por regla)
Zack Snyder (el director del bodrio este) apila escenas (por capricho o vaya uno a saber qué), inyectando artificiosidad y regodéandose en la estilización absurda de los que no tienen la más remota idea de qué trata esta profesión. La cosa lo atropella a uno, de tal modo que es bravo, difícil, poner atención, pensar, sentir algo. La verdad la verdad, es insufrible. ¿Las actuaciones? Apenas, unas pocas, decentes.
‘Batman v. Superman: The Dawn of Justice’ fue una desilusión terrible, es claro. Así que, si usted gusta de este tipo de cine (mejor: si usted gusta del cine y además le son afines estos personajes) espere el DVD. Eso sí, arrepiéntase de no haber ido a deleitarse con «Mad Max: Fury Road», que pese a la grandilocuencia evidente, le sobra cine como para enloquecerlo sin modestias ni dilaciones; con gloria.